Innovación y adaptación: claves para un futuro sostenible.
La innovación es una palabra que comprendemos fácilmente al leerla o al escucharla, y es que estamos tan familiarizados con ella, porque sin darnos cuenta ha sido un acto, y una guía que ha permitido el desarrollo de la humanidad.
Innovación proviene del latín ‘innovatio’, derivada del verbo ‘innovare’, que significa ‘hacer algo nuevo’ o ‘introducir una novedad’ La capacidad que ha tenido el ser humano de generar innovación no es algo que hayamos creado o inventado, sino que hemos aprendido observando la naturaleza. La adaptación es una capacidad natural que llevamos en el ADN. Y en el hacer, la innovación es lo que nos ha permitido adaptarnos a los cambiantes escenarios en que se ha desarrollado la vida desde el inicio de todo.
En nuestro presente cambiante, es crucial percibir la innovación como un acto vital, diario y necesario que debemos practicar para enfrentar los grandes desafíos futuros. Pues sabemos, que el ritmo productivo que actualmente sostiene nuestra vida tal cual la conocemos, no está permitiendo adaptarnos a tiempo. Es hora más que nunca de innovar más eficiente y eficazmente.
Aquí en la región del Maule, la capacidad de producción de alimentos a través de la agricultura y de otras ciencias, se presenta como una gran oportunidad para el país y para el planeta, debido a que el conocimiento y la experimentación alimentan los procesos de innovación.
Producir innovación en entornos conocidos favorece el aprendizaje y la iteración de nuevos procesos. Por lo que en esta región es posible crear innovaciones que se puedan replicar en otros territorios y entornos.
La innovación alimentaria es una necesidad planetaria constante, y que se vuelve mucho más evidente hoy en día debido a que en pocos años será necesario afrontar la producción de alimentos para una mayor población mundial en un contexto de cambio climático.
La alimentación es una necesidad tan básica para nuestro desarrollo que abocarnos a innovar en ‘qué’ y ‘cómo’ producimos alimentos es una prioridad. Y es que cuando se genera innovación en ámbitos tan claves para la supervivencia humana, es posible vislumbrar innovaciones en casi todos los procesos productivos involucrados, generando bucles de innovación mucho más grandes, profundos, interconectados y sostenibles. La innovación alimentaria permite aumentar la consciencia y la resiliencia en el uso de los recursos y de los espacios, nos conecta con la identificación de nuestras necesidades humanas, y nos impulsa a crear. Innovar en alimentos es una necesidad clara y sustancial, y desde donde estamos podemos hacerlo, sólo falta identificar esta necesidad y tomarla como impulso, innovar ya está en nuestro ADN.